31 Pon de la misma manera este ejército en manos de tu pueblo Israel
y queden corridos de sus fuerzas y de su caballería.
32 Infúndeles miedo, rompe la confianza que en su fuerza ponen y
queden abatidos con su derrota.
33 Hazles sucumbir bajo la espada de los que te aman, y entonen
himnos en tu alabanza todos los que conocen tu nombre.»
34 Vinieron a las manos y cayeron en el combate unos 5.000 hombres
del ejército de Lisias.
35 Al ver Lisias la derrota sufrida por su ejército y la intrepidez de los
soldados de Judas, y cómo estaban resueltos a vivir o morir valerosamente,
partió para Antioquía, donde reclutó mercenarios con ánimo de presentarse
de nuevo en Judea con fuerzas más numerosas.
36 Judas y sus hermanos dijeron: «Nuestros enemigos están vencidos;
subamos, pues, a purificar el Lugar Santo y a celebrar su dedicación.»
37 Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión.
38 Cuando vieron el santuario desolado, el altar profanado, las
puertas quemadas, arbustos nacidos en los atrios como en un bosque o en
un monte cualquiera, y las salas destruidas,
39 rasgaron sus vestidos, dieron muestras de gran dolor y pusieron
ceniza sobre sus cabezas.
40 Cayeron luego rostro en tierra y a una señal dada por las
trompetas, alzaron sus clamores al Cielo.